Los tejidos blandos de especies antiguas raras veces se conservan fosilizados, pero así lo han hecho un corazón y otros órganos de un pez de 380 millones de años, lo que aporta nuevos datos sobre la evolución. (Seguir leyendo…)
Los tejidos blandos de especies antiguas raras veces se conservan fosilizados, pero así lo han hecho un corazón y otros órganos de un pez de 380 millones de años, lo que aporta nuevos datos sobre la evolución. (Seguir leyendo…)
¿Tú que opinas? Cuéntalo aquí: