16 de agosto, fiesta patria, historia y la Virgen de Altagracia


Altagracia Salazar
El 158 aniversario de la restauración y el centenario de la coronación de la Virgen de la Altagracia coinciden con una nueva tragedia en el hermano pueblo de Haiti, víctima de un terremoto y que en unas horas será afectado por las lluvias de la tormenta Grace.

La restauración, como aprendí en la UASD, es la gran guerra patria de carácter popular y formadora de nuestra identidad. Quienes ya eran dominicanos superaron sus propias divisiones para defender lo que ya era una nación. No sin problemas porque en dos años de guerra hubo cuatro gobiernos incluyendo un triunvirato. Y el primer gobierno en armas apenas duró un mes porque Gaspar Polanco siquitrilló al bello Pepillo Salcedo.
En términos de la religiosidad católica es el centenario de la coronación de la Altagracia como Protectora del Pueblo dominicano que, como en todo andamos divididos, no puede ser patrona porque ya lo era la Mercedes aquella a quien nuestra historia hispanófila le dio carácter de virgen colonialista porque se le atribuye tomar partido en contra de los nativos en el famoso golfo de las flechas. Supongo que es parte de esa historia novelada que debemos superar por carente de fundamento pero formadora de ideología. No sé si hay otra historia en el mundo que incluya la aparición de una virgen.
La tradicional celebración mariana de la Altagracia, el 21 de enero, está asociada a la batalla de la limonada y a la promesa de los lanceros de Higuey y el Seibo que participaron en ella y que regresaron sanos y salvos después de cruzar la isla desde la hoy frontera con Haiti. Aunque los libros dicen que la batalla se peleó cerca de lo que hoy es Cabo Haitiano, la comunidad actual de Sabana real dista muchos kilómetros al sur en la franja fronteriza entre La descubierta y Hondo Valle.
En esa “batalla” entre las fuerzas coloniales de España y Francia en 1691 el aporte de El seibo e Higuey debió ser limitado porque el censo de la época dice que una población tenía 60 casas y la otra 80. Los lanceros agradecidos que nos heredaron el culto altagraciano era una cincuentena de peones armados por un palo que terminaba en púa y tenían que dar muchas gracias por sobrevivir en esas condiciones. La historia real indica que no era más que una peonada conducida por sus jefes igual a la guerra que al trabajo.
El 16 de agosto es una fecha preterida, casi condenada a ser segundona por los accidentes de la historia. Para una parte de la población no es más que la fecha de toma de posesión de los presidentes y eso coincide con el primer gobierno estable después de la restauración.
Los diarios de hoy están plagados análisis del primer año de gobierno de Abinader y de la cancelación de la fiesta del Centenario de la Tatica y pocos o ninguno tratan de explicar la gran guerra popular de la restauración porque a este pueblo se le niega hasta eso que es la posibilidad de celebrarse a si mismo.

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