De manera específica, los impuestos sobre los hidrocarburos representan casi una décima parte de las recaudaciones totales del Gobierno, lo cual hace muy difícil la posibilidad de revisar las tasas que establece. De bajar los impuestos a los combustibles, el Gobierno tendría que identificar otra fuente de ingresos que cubra la diferencia, lo cual implicaría más de otros impuestos. (Seguir leyendo…)