Cada cambio de gobierno es parecido a una serie de Netflix, de modo que la ciudadanía puede sentarse tranquilamente a esperar qué trae la próxima temporada. Llueven las acusaciones a cargo de las nuevas autoridades, por lavado de activos, malversación de fondos, actos dolosos, asociación de malhechores, enriquecimiento ilícito, desfalco al Estado, sobrevaluación de obras y otros que salpican al mandatario saliente. (Seguir leyendo…)
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