¡Saludos saludables! De este lado de la pantalla de nuevo Maricha Martínez Sosa. Gracias a que me ‘hiciste el coro’ con el artículo anterior, en esta ocasión voy a contarte un poco sobre mis experiencias e impresiones africanas. Y como el ser humano siempre tiene que comparar, y el dominicano en eso da cátedra, arrancaré por señalar básicamente: ¿en qué se parecen y diferencian la República Dominicana y Etiopía?
1. El tráfico y el estado de las calles.
PIN-PUN: Addis Abeba oficialmente tiene entre 4.5 y 5 millones de habitantes y extraoficialmente tiene unos 8 millones (o eso me dijeron). Así que imagínate el exquisito caos del tráfico en Santo Domingo ¡pero en esteroides!
En ambas ciudades la vía principal de transporte de la población son las guaguas y los carros públicos. Los etíopes tienen como 5 o 6 tipos de guaguas, que vendrían siendo acá el equivalente de las voladoras, las OMSA, las de ASOCHO[agrega acá todas las letras que quieras]… en fin, que aunque cumplen el mismo objetivo, sus características y el nivel de comodidad es muy distinto. Eso sí, lo mal que manejan los ‘choferes’ del transporte público no parece cambiar entre un país y el otro, más bien compiten entre sí.
Sobre las calles… Al igual que en Santo Domingo, en Addis hay metro, túneles y elevados (algunos de hecho parecen copias de los dominicanos) y si, las vías también se inundan tras caerles tres gotas de agua con lo que, posteriormente, se arman unos hoyos que parecen cráteres lunares (el personaje de ‘José Boquete’ se daría vida con ellos).
NA’QUE VER: El proceso de abordar los vehículos públicos tiene dos formatos: a) Una fila organizada totalmente civilizada donde todo el mundo respeta quién está primero y b) ‘a la garata con puño’ donde literalmente te pueden ‘abollar’ si no tienes cuidado. Yo hice ambas y he de confesar que me llevé de souvenir uno que otro moretón.
En cuanto a las calles: no todas están asfaltadas, hay muchas en modo adoquines y si de repente te desvías y estás en temporada de lluvia, tu vehículo puede ‘enchivarse’ en un lodazal porque lo que había era una especie de caliche.
En Addis hay que manejar con mucho cuidado pues de cualquier esquina sale una manada de animales (literalmente) que bien pueden ser chivos, vacas, toros, caballos, bueyes y ¡hasta monos en algunas zonas!.
2. La relación con la comida
PIN-PUN: Hay muchos dominicanos (por no decir la mayoría) que consideran que si no les dan arroz, habichuela y carne ¡no han comido! Pues esa misma relación con la comida la tienen los etíopes, sólo que claro ellos no consumen lo mismo que nosotros. Baraja eso dizque de una ensalada, una lasaña o cualquier invento que se salga de la tradición, en especial si es al medio día, eso no es comida y a ambas nacionalidades hay que buscarles el plato clásico del día.
NA’QUE VER: ¿Cuál es el almuerzo tradicional etíope? Injera, (equivalente al arroz y plátano en la gastronomía dominicana) una torta grande con textura similar a la de una crepe o cachapa (seguro que luego hablaremos más de ella). Ésta se coloca en el plato totalmente extendida y se le ponen los ‘wat’(la compaña) arriba. Gran parte de los ‘wat’ son carnes (normalmente muy sazonadas y jugosas) y granos/habichuelas (hechas muy espesas, casi secas).
¿Cómo se come eso? ¡Con las manos! Sí, así mismo, usted agarra un pedazo de injera, pellizca con este lo que le interesa y se lo lleva a la boca. Eso sí, se usa una mano en específico porque la otra es para fines más ‘mundanos’ (como ir al baño).
3. Los mercados
PIN-PUN: Addis está llena de establecimientos improvisados que se encuentran en cualquier rincón de la ciudad y tienen el estilo del colmado de pueblo dominicano, donde básicamente una doña (o don, que no vamos a discriminar a nadie) saca una estructura de tablas y exhibe sus productos en su cuchitrilito y vende cualquier cosa: frutas, vegetales, ropa, materiales…
También hay calles o zonas donde se realizan los grandes mercados, siempre al aire libre, y cada ‘proveedor’ tiene un pequeño espacio que bien puede ser en el suelo, sobre una lona o en pequeños cubículos. El estilo es como eran antes (en la capital) las calles Duarte y la Mella y como aún se da en los pueblos de la frontera con Haití.
NA’QUE VER: En Addis prácticamente no existe el concepto de grandes supermercados y tiendas por departamentos. Por ejemplo, si quiero hacer una compra ‘con todas las de la ley’ tengo que ir a varios establecimientos para conseguir los productos a los que estoy habituada porque hay un súper que no vende alcohol, otro que no vende jamón y otro cuyos lácteos son de calidad cuestionable, etc. La diversidad en la oferta es más bien reducida y hay un pegote de intermitencias en la distribución, así que de todo hay que comprar de a mucho porque en la próxima visita puede que no esté y no venga hasta dentro de un par de meses.
4. Los impuestos:
PIN-PUN: Yo recuerdo el ‘kille’ que me dio cuando compré mi primer vehículo en RD pues yo sabía el precio en el mercado gringo y yo decía: ¡esto es un robo a mano armada! Pero si hay algo donde los etíopes son unos ‘montros’ y los dominicanos somos unos bebés de cuna (por no decir de otra cosa) es precisamente en el tema de los impuestos, sobre todo el de los vehículos y electrodomésticos. ¡Es impresionante! Puedes encontrarte con hasta 3 veces más del precio en otros mercados precisamente por lo duros que son los jueguitos del gobierno (que no me escuchen los del PLD).
NA’QUE VER: El tema es que en Etiopía, a diferencia de RD, hay una buena excusa para que los bienes importados sean TAN caros: NO HAY COSTAS (si, leíste bien, cero mar y ni hablar de la playita). El pedazo de mar que en teoría le correspondía a los etíopes según ellos se lo robó Eritrea y eso es un pleito que viene desde cuando ‘Cuca y Racatán’ y que aún sigue en pie. Así que TODO lo que entra a este país africano debe pasar por el puerto de algún vecino, normalmente Djibuti y claro, al igual que en el ‘monopolio’ cuando se pasa por ‘GO’ hay que dejar un buen par de chelitos.
5. El remeneo / la bailadera
PIN-PUN: Tal y como los dominicanos, los etíopes bailan, se pone música y es casi como si se le montaran los espíritus danzantes pues la gente se mueve hasta sentados en las sillas y lo hacen de forma automática.
NA’QUE VER: Mientras el dominicano baila moviendo las caderas, el etíope mueve más que nada los hombros y el cuello, marcando con estos el ritmo de formas que llegan a resultar altamente dolorosas para quien no tiene el hábito. Yo lo intenté y al otro día acabé ‘tiesa’ con una tortícolis que parecía sacada de un libro de medicina.
Y bueno, espero que con este artículo te hicieras una idea más clara de ‘klk’ me he ido encontrando en África desde mi llegada, así como las impresiones de lo que me ha parecido súper igual y mega diferente. Si tienes alguna pregunta escríbela acá abajo en los comentarios y trataré de responderla en las próximas publicaciones.
Vuelvo a mandarte otro abrazo y te recuerdo que aún cuento contigo para ayudarme a encontrar a los compatriotas perdidos, que aunque varias personas dijeron conocer algunos dominicanos en Etiopía, ¡nadie me dio ni teléfonos ni emails para contactarlos! GRACIAS (creo que muchos eran puro bulto) o.0
Cuídate mucho y pasala bien, que la vida es muy corta y hay que sacarle provecho mientras se puede. Ciao!
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