Xiomarita Pérez/Xiomarita.com
Puerto Plata.–Antonio Vivilí era el vendedor de unos bollos de yuca relleno de carne molida o queso, que se paseaba por las calles de Puerto Plata pregonando su “chula mía” en la década del ‘70. Cuenta su hijo, Carmelo Vivilí, que era de origen haitiano y se dominicanizó en el año 1975. Su progenitor tenía el arte de ofertar su producto con gracia, lo que ellos no lograron.
Su voz se escuchaba a una o dos cuadras, por lo que sus clientes tenían que esperarlo, porque “la chula mía” no se devolvía.
En la actualidad su hijo está a cargo del negocio familiar, en el mismo lugar donde vivía su padre, que murió a los 113 años de edad, en el 2013.
¿Tú que opinas? Cuéntalo aquí: