‘La guerrita de Navarrete’


(clic en foto pa’ ver el video)
Altagracia Salazar
Las imágenes que comparten los canales de televisión sobre dos días de protestas en el municipio de Navarrete parecieran de una zona de guerra o del Haití conmocionado por las bandas delincuenciales.

De hecho un reporte de un canal de televisión que solo veía ayer en un sitio publico aquí en la comunidad dominicana en NY me hizo creer que la estaba mirando uno de los reportes sobre la crisis en el país vecino, pero no, era Navarrete.
Que el ejercito haya intervenido para enfrentar una protesta social da cuenta de los niveles de violencia que se vivieron en esa comunidad durante los dos días de paro.
Los relatos de bombas caseras, balaceras y los famosos intercambios de disparos describen lo que se vivió en esas 48 horas-
El resto son saqueos de negocios grandes y pequeños y toneladas de basura en las calles que hoy serán recogidas por el municipio y por los ciudadanos que de seguro no la quieren en el frente de sus casas.
Como creo que a mi nadie me puede acusar de reaccionaria y porque tengo décadas acompañando a la gente en sus demandas me puedo dar el lujo de decir a los organizadores de la protesta que convirtió a Navarrete en un campo de batalla, que no se logra nada nuevo haciendo lo mismo.
Convertir un paro en exitoso porque la gente tiene miedo de salir a la calle o de abrir sus negocios no es ni un triunfo revolucionario como se creía en algún tiempo ni un aporte a la mejoría de las condiciones de vida de la gente que se dice defender.
Yo apuesto que los organizadores de la protesta no tienen ningún vinculo con lo saqueadores de negocios pero su afán por intimidar a la gente permitió que los ladrones actuaran y eso no los hace populares aunque así lo crean.
Una protesta es exitosa cuando la gente está convencida de la justeza de la demanda y la comparte. Cuando es así no hay que quemar gomas ni tirar basura y mucho menos saquear negocios.
Un colega santiaguero me explicaba ayer que la demanda fundamental de los organizadores era la puesta en libertad de un dirigente apresado en una protesta anterior y que está acusado de la muerte de un policía. Evidentemente que no se aspira a un caso en justicia sino a una libertad pura y simple.
No estamos en los 60 ni en los 70, ni siquiera en los 80. Los años de persecución política por pensar diferente ya pasaron. Los escenarios de lucha son otros y en un momento de auge del conservadurismo como vive el mundo plantearse crecer con las viejas prácticas es una locura.

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