Reino Unido.- Una enfermera que perdió ambas piernas y un brazo después de que le diagnosticaran una simple tos, que más tarde se convirtió en sepsis, se suicidó. Jayne Carpenter, de 53 años de edad, se quedó con una sola extremidad cuando desarrolló sepsis hace cuatro años, y prometió seguir luchando recaudando fondos para someterse a una cirugía pionera en extremidades. (Seguir leyendo…)