‘Basura electoral y basura legislativa’


Altagracia Salazar
La JCE acaba de revelar que gasta siete millones de pesos en guardar basura. Y es así porque desde el momento en que hubo que guardar los famosos equipos inservibles de Roberto Rosario el órgano electoral ha tenido que invertir millones y millones para justificar contablemente las adquisiciones innecesarias o irregulares. Hace mucho que aprendí que eso se hace para atender problemas contables. Como no hay manera de justificar la adquisición de equipos inservibles, se guardan hasta que la memoria resuelva.
Nuestra basura electoral debe ser sujeto de un profundo análisis en la sociedad que apenas da sus primeros pasos en la construcción de una democracia real donde los representantes se sientan comprometidos con los representados.

El empoderamiento y despertar de la población iniciado con la marcha verde se ha llevado de paro a una ministra, un viceministro y dos o tres funcionarios de segunda categoría de una administración que apenas llega a los seis meses, pero frena en el congreso porque los congresistas tienen una patente de corso por cuatro años y esa patente se explota en contra de los ciudadanos y ciudadanas que ellos dicen representar.
En Cristo Rey nadie sabe por quien legisla Pacheco, una no sabe que significa para Santo Domingo norte una resolución sobre el merengue y pocos saben de los acuerdos políticos que dicen llevar a Fidel Santana a la defensoría del pueblo y si hace como defensor lo que hizo como diputado entregará canastillas. Pero Santana es una viga aunque quedó en quinto lugar en las evaluaciones.
Aprender y enseñar a votar por auténticos representantes es una urgencia. Ponerle cara a los negocios de diputados y senadores y que el ciudadano común sepa de los amarres del congreso es una necesidad.

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