Ángel Miguel Encarnación era un joven que transitaba con una magnífica proyección para el béisbol, pero esta y su propia vida quedaron sepultadas en un quirófano mientras era intervenido de adenoide y amigdalitis en la clínica Alcántara-González, de la avenida José Ortega y Gasset, sector La Fe, de Santo Domingo. (Seguir leyendo…)
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