Ríos contó que se sorprendió que una vez el presidente Joaquín Balaguer le comentó que tenía muy buenas referencias sobre sus dotes de intelectual y él respondió: “no tanto como usted, he aprendido de usted, doctor: yo soy su discípulo”. Balaguer insistió en que le tenía doble admiración: como artista e intelectual; y lo aconsejó, incluso, a que debía emprender el oficio de escritor de libros.(Más en El Nuevo Diario…)
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