«La corrupción manda»


Altagracia Salazar
En República Dominicana la corrupción es una cultura y la doble moral el mecanismo social que la sustenta. El doble rasero para evaluar una situación dependiendo de la condición social del implicado es tan común que es asumido aun por los más perjudicados. La policía siempre toma una foto del que se roba un racimo de plátano o una auyama nunca del ladrón de cuello blanco. Los y las pobres disfrutan distribuyendo esas imágenes de sus pares.

Lo peor es la complicidad política que conduce a la impunidad. Diario Libre trae hoy un litigio del senador del Espaillat por el PRM con el ex ministro de obras publicas del PLD por una operación en que eran socios. Esa es la muestra del día.
Cuando el ministerio publico o la procuradora hablan de la inercia de algunas instituciones publicas a suministrar las informaciones necesarias en una investigación se explica en la madeja de complicidades que no maneja el ciudadano comú. Siempre alguien protege a alguien
Si algo falta está la jurisprudencia de la corrupción establecida en 16 años de fallos judiciales favorables a los corruptos e increíblemente por algo desconocido por las mayoría también que son los limbos jurídicos. Esos limbos jurídicos fueron creados para que muchos procesos murieran en los tribunales a causa de argucias administrativas-procesales. Cientos de casos en que ex funcionarios no fueron condenados ni exculpados pero cuyo proceso terminó y no se le puede decir ladronazos aunque sea hayan llevado una casa a cuesta.
El caso Odebrecht donde los fiscales tienen una lucha para que los jueces admitan las pruebas, las delaciones y cualquier acto que afecte a los imputados es la mejor muestra. Los jueces que tienen toda una historia como referente para soltar a los ladrones tienen mucho hilo de donde tirar y por lo que se ve no se les aprieta el pecho.

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