Cuando en el país todavía los infectados con covid-19 se “contaban con los dedos de las manos”, el menor Alán Dionis Fernández ya estaba entre esos pocos. Como era de esperarse, su familia se lo tomó muy a pecho. Contraer el virus a principio del año 2020, cuando la pandemia iniciaba su propagación, era asumido como una sentencia a muerte. (Seguir leyendo…)
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