Emprendimientos gastronómicos, un efecto secundario del turismo

Texto y fotos: Maricha Martínez Sosa · Corrección: Umami.do

Es curioso como una buena parte de la población dominicana parece incluir en su ADN algún tipo de gen de “dale pa’llá”, ese que le permite no solo identificar ciertas necesidades que surgen a raíz de los patrones de comportamiento, sino ver en ellas oportunidades de sustento. Ejemplo de ello es como, aprovechando el cuánto le gusta comer al dominicano, siempre aparece alguien que alimente a las multitudes: así sea una doña que salga con una ponchera llena de dulces, un joven que se estaciona con una cubeta de jugos y una tostadora en la que hace sándwiches o una familia que, cual dream-team, logra hacer magia para responder en tiempo récord a la demanda de cualquier tipo de fritura en la hora pico. Ahora, ¿se extiende también esa tendencia al sector turístico?

Aunque todos, absolutamente todos, hemos practicado el turismo en alguna de sus manifestaciones y en algún momento de nuestras vidas, normalmente uno no se detiene a analizar ¿qué es? y ¿qué incluye? Como este tipo de preguntas puede tener múltiples respuestas, optamos por irnos a la definición oficial ofrecida por la RAE en la que se entiende el turismo como la «actividad o hecho de viajar por placer» y como el «conjunto de los medios conducentes a facilitar los viajes» (1). Esta última acepción abre el espectro del concepto, dejando espacios para la inclusión de cualquier tipo de establecimiento, negocio o emprendimiento que simplifique, intervenga o nutra las experiencias de cada travesía.

Es de esta manera que, desde su misma definición, el turismo cataliza y tiene como consecuencia la creación de una serie de “industrias satélite” que trascienden a los proveedores o trabajadores de las grandes cadenas hoteleras y que dejan un pequeño espacio para el emprendimiento informal. Así nacen lo que para los fines de este artículo llamaremos “emprendedores de a pie”, sujetos cuyos sueños se cocinan ya sea en la candela de pequeños cuchitriles o en el seno de su hogar. Ellos no sólo nutren a las oleadas de viajeros que frecuentan algunas de las principales zonas turísticas de la República Dominicana, sino que, justo el serviles a éstos es lo que, en muchos casos, provee el sustento para centenares de familias a lo largo y ancho del territorio nacional.

Aunque estos “emprendedores de a pie” los hay de muchos tipos, acá te presento 4 casos específicos del campo gastronómico que agrupan y ejemplifican a ese dominicano de pura cepa que levanta a su familia a raíz del esfuerzo cotidiano, con su capacidad de siempre estar ahí, así se venda o no, aunque llueva, truene o ventee. Ese al que no le hace falta reciclar su producción porque nunca pierde nada, pues con lo que le sobró alimenta no solo a su pareja e hijos, sino a todo el vecindario. Ese que no engaña al vender productos malos, porque no le gusta que se lo hagan y que tira de la creatividad para hacer manjares y sacar, por ejemplo, de la fruta casi podrida, mermelada y del pan tieso, pudín.

Sin más preámbulo te presento esta clasificación de emprendimientos que nacen en, por y para el pueblo. Pronto haremos otras publicaciones para que puedas conocerlos en detalle.

· LAS FRITURAS:  Uno de los más populares emprendimientos gastronómicos en la República Dominicana son los vinculados con la fritura de productos hechos con base de harina, siendo los más comunes las empanadas y yaniqueques […]

· LOS COMEDORES & RESTAURANTES COMUNITARIOS: En cualquier callejón de la geografía nacional encontramos “nano comedores”, pequeños espacios que muchos hasta llamarían cuchitriles, que sueñan con ser restaurantes y que destacan por su característico sazón criollo […]

· LOS PARADORES: Tú elige la dirección y nosotros te aseguramos que, entre un tramo y otro de la carretera encontrarás paradores que harán tu camino más ameno. Algunos son apenas una enramada de la que cuelgan las bolas de queso de hoja y un par de neveritas destartaladas -pero aún funcionales- donde se mantienen frescos tanto la cerveza como el mabí […]

· LOS PUESTOS A LA VERA DEL CAMINO:  Te apuesto que, estando en la República Dominicana, te dará trabajo pasar por un asentamiento humano de mediano tamaño sin encontrarte a alguien de la comunidad que salga a vender. Algunos de estos emprendedores apenas cuentan con una cubeta en la que sentarse, otros poseen unas estructuras de palo y zinc que hacen las de mostrador y en las que se exhibe una amplia amalgama de productos […]

En la República Dominicana hay cientos (por no decir miles) de proyectos dignos de admiración y apoyo pues como si el que dinamicen la economía de núcleos familiares y zonas geográficas fuera poco, estos lugares sirven como micro espacios de conservación de nuestras tradiciones y de apoyo a la creación quasi artesanal de una infinidad de productos y bienes que van desde lo gastronómico hasta lo utilitario. Es por ello que te recomendamos que la próxima vez que veas a uno de estos “emprendedores de a pie”, si puedes te detengas, pues aunque para ti una pequeña compra no signifique mucho, para ellos puede ser la que asegure «el pan de cada día».

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Fuente:
1) REAL ACADEMIA ESPAÑOLA. (2018). Turismo. En Diccionario de la lengua española (23.ª ed., versión 23.2 en línea). Recuperado de https://dle.rae.es/?id=axaWB7V

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