Una bala, el animal en el hombre

Por Orlando Holguín
El hombre concibió el que se considera el más grande invento del homo sapiens: la rueda.


Bala
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A partir de 1400, los avances de la humanidad nos han llevado hasta estos tiempos, en los cuales, gracias a la tecnología, podemos alcanzar el cielo, textualmente hablando.
El hombre inventó la imprenta, avance determinante en su desarrollo, tanto, que gutenberg ocupa un lugar principalísimo entre los cien personajes más importantes del milenio pasado. (Algunos lo ubican en el número 1).
El hombre, descubrió la electricidad e inventó la bombilla eléctrica (Edinson), ésta última símbolo de luz que contribuye a minimizar la oscuridad proporcionada por la llegada de la noche.
El hombre descubrió la penicilina, y hoy la ciencia médica y sus adelantos alargan y salvan vidas.
El hombre inventó el automóvil, el avión y los más sofisticados métodos de transporte.
El hombre inventó la radio y la televisión, buques insignes de los avances de la comunicación de los medios de masas y que también incluyen una buena dosis de entretenimiento.
El hombre inventó el teléfono, y con él toda una industria que nos permite estar mejor comunicados, sin importar las distancias ni las circunstancias.
El hombre inventó la computadora, y con ella hemos allanado el camino para otros inventos que han cambiado la vida a millones y millones de personas en todo el globo terráqueo.
El hombre ha creado satélites que, como robots en orbita, nos facilitan la vida aquí abajo y nos permiten incluso mirar más allá de nuestras limitaciones cósmicas.
El hombre conquistó el espacio al visitar la luna, y se prepara para llegar más allá, quién sabe si para algún día poblar otras latitudes siderales distantes.
El hombre descubrió el ADN y el Genoma humano, hasta ahora quizás los dos avances más importantes de la ciencia con relación a la genética.
En fin, Dios hizo el mundo, y el hombre ha creado las herramientas necesarias para transformarlo y transformarnos.
Ahora bien, se pueden reunir todos los presidentes, los mandatarios y ministros más poderosos, todos los hombres sabios, todos los científicos, los súper poderosos estrategas militares, los más conspicuos estudiosos del comportamiento del ser racional, ministros y cabezas de iglesias y no podrían evitar que, en cualquier rincón del mundo, en estos precisos momentos en que usted lee esta nota, un artefacto infame, barato, cruel, frío, bajo, despreciable, pequeño, salvaje y maldito llamado bala, le quite la vida a una persona.
Dios hizo el mundo, y el hombre ha creado las herramientas necesarias para transformarlo y transformarnos, pero también para destruirlo y destruirnos.
Dedicado a todas aquellas personas a las cuales un artefacto infame, barato, cruel, frío, bajo, despreciable, pequeño, salvaje y maldito llamado bala, lamentablemente le haya arrancado para siempre a un ser querido.

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